El anillamiento de aves es una herramienta para su estudio, mediante su captura incruenta y posterior suelta. Durante el manejo de éstas se toman una serie de datos, referentes a la edad y el sexo, medidas, peso, estado físico del ave, etc. Todo ésto sirve para un mejor conocimiento de las especies y por consiguiente se obtienen los fundamentos necesarios para su protección. La labor del anillamiento científico sólo puede ser realizada por personas suficientemente cualificadas y autorizadas legalmente.



martes, 17 de febrero de 2015

GAVIOTAS TIME


No sé exactamente porqué, pero siempre por estas fechas, casi recién estrenado el año, se me cae el interés “anillador”, por lo que mis jornadas de anillamiento se ven muy reducidas hasta bien empezada la primavera. Sin embargo siempre hay algo que hacer en el campo, anillar u observar. Y ahora mismo es tiempo de observar, es el tiempo de las gaviotas.

Dar un paseo por cualquiera de las lagunas o embalses de Madrid, puede deparar gratas sorpresas acuáticas. Pero no hace falta desplazarse demasiado para ver cosas de interés. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en Madrid Río.


Grupo de gaviotas reidoras posadas en una de las esclusas del río Manzanares.

Hace poquito, una de estas tardes de invierno, se dieron cita en el río Manzanares unas 7 especies distintas de gaviotas. Esta es una cifra bastante alta, más si cabe, si tenemos en cuenta que “Madrid Río” se encuentra, como su nombre indica, en Madrid. Es decir, muy alejado de cualquier localidad costera. Las especies citadas ese día fueron, además de las habituales reidoras y sombrías, las gaviotas cana, cabecinegra, patiamarilla, argéntea europea y la protagonista de esta entrada: la gaviota cáspica (Larus cachinnans).
Éste es un taxón de compleja identificación, y entre esto, y su escasez en nuestra región, hace que sea considerado como una especie rara a nivel nacional. Es decir, es una rareza a nivel español, y más si cabe, a nivel madrileño.


Y aquí el ejemplar en cuestión. Un individuo de primer invierno, con las plumas de las partes superiores de segunda generación y un desgaste bastante generalizado como corresponde con un ejemplar a esta edad y por estas fechas. Comparado con las sombrías de su misma edad, el desgaste y colorido más claro es muy patente. 

En esta foto de detalle (rodeada de sombrías de distintas edades) se aprecian mejor los detalles antes comentados. Es típico también de esta especie lo que algunos llaman “bufanda”. Decir que para algunos ejemplares si puede asemejarse a una bufanda, pero en otros no tanto, como es nuestro caso. Esta característica alude al moteado/manchado del cuello, que aunque no tenga mucha forma de bufanda, si es bastante patente en nuestro ejemplar. Otra cosa a destacar es lo limpia que tiene las partes inferiores, especialmente la cabeza, fruto del desgaste antes comentado.

Otra cosa a reseñar de esta gaviota es el patrón de las axilares. Como se ve en la foto, éstas son más bien pálidas, al menos cuando se compara con otras gaviotas. En realidad presentan un vermiculado muy fino, lo cual le da ese aspecto tan pálido.

Sin embargo uno de los caracteres más interesantes de esta gaviota, y que más “colabora” en su identificación, es el colorido de las primarias. Si nos fijamos bien, veremos que presenta las primarias internas más pálidas que las más externas, lo cual da una apariencia semejante a un panel claro, o como se suele llamar: ventana. En este taxón (y no sé porqué no en otros), a esta ventana clara se la denomina “Venetian blind” o “ventana veneciana”. En cualquier caso, esto es casi diagnóstico de este taxón, aunque realmente es un carácter compartido con argénteas y patiamarillas.

Aquí vemos esa “ventana veneciana” comparada con la de una gaviota sombría de su misma edad (primer invierno). Vemos en la gaviota sombría que ésta carece de este patrón claro tan característico de las cáspicas (pero recordemos, también presente en argénteas y patiamarillas). Sigue destacando el colorido general claro de la cáspica cuando la comparamos con la sombría.

Y entre cáspica y cáspica, una cabecinegra. Parecida a las reidoras que abrían esta entrada, pero con algunas peculiaridades. El ejemplar es un primer invierno que aún presenta plumas de vuelo y terciarias retenidas (también varias cobertoras, pero no se aprecia en la imagen). El pico oscuro y relativamente corto y grueso refuerzan la identificación.

Aquí otro pajarito, de identificación algo más controvertida. Es una gaviota argéntea europea de primer invierno, rodeada de sombrías (es la que mira a cámara). Cobertoras características de este taxón a esta edad, así como el patrón y avance de la muda, entre otros detalles que no se aprecian bien en la imagen, confirman la especie. Un ejemplar, sin embargo, algo raro…

Pues eso, que aunque anillar, lo que es anillar, anille poco estas fechas, está bien darse un paseo de vez en cuando para disfrutar de estas y otras especies. Así que ya sabéis: “gaviotas time”.


Un saludo

CT

1 comentario:

Manolo dijo...

Muy didáctica entrada... Mil gracias.