He titulado esta entrada como el capítulo que Félix Rodríguez de la
Fuente dedicó a este espacio natural, porque realmente es un lugar alucinante que
junto con la escasa infraestructura y el relativo aislamiento (aunque en realidad
está a menos de una hora de Mallorca) hace que te sientas como si estuvieras en
una isla del Pacífico.
Durante parte del pasado mes de octubre he tenido la suerte de
participar en la campaña de anillamiento postnupcial que se realiza en la isla
de la Cabrera desde hace unos cuantos años. Para que la cosa tuviera algún
tinte de aventura, el día previsto de llegada a la isla no pudimos embarcar
debido al tiempo, pero a la mañana siguiente pudimos hacer el viaje sin
problemas, disfrutando en la travesía de la compañía de las pardelas cenicienta
y balear y de la entrada al puerto de Cabrera.
Al día siguiente de llegar, aprovechando que había algo de paso
migratorio de rapaces (milano negro, abejero, culebrera, cigüeña negra, etc.)
subimos a la Miranda que es uno de los puntos más elevados para observar lo que
pasaba.
Vista de Cala Santa María desde la Miranda.
Al fondo se ve
la isla Conejera.
Escudriñando el cielo en busca de viajeros alados.
En cuanto a la variedad de aves anilladas, capturamos un total de 28
especies durante las dos semanas que estuvimos allí. El petirrojo fue claramente
la especie más abundante, constituyendo más del 40% de las capturas totales
durante el turno, después la curruca capirotada y el colirrojo real con un
número bastante similar de anillamientos (entre los dos supusieron un tercio
del total). Algo menos, pero también en buena cantidad el zorzal común (11%), y
ya con bastantes menos capturas la curruca mosquitera. Estas cinco especies
supusieron más del 90% del número de individuos.
A continuación, se expone el listado de especies capturadas, entre las
que destaca la variedad de rapaces, circunstancia poco frecuente en este tipo
de estaciones en las que caen casi exclusivamente aves de pequeño tamaño.
También la presencia de especies difíciles de capturar como la collalba gris o
el estornino pinto, y por supuesto la gran estrella de la campaña, la curruca
balear.
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Águila calzada
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Gavilán
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Cernícalo vulgar
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Alcaraván
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Búho chico
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Abubilla
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Golondrina común
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Petirrojo
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Colirrojo real
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Collalba gris
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Tarabilla norteña
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Mirlo común
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Zorzal común
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Ruiseñor bastardo
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Carricero común
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Curruca balear
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Curruca carrasqueña
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Curruca cabecinegra
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Curruca mosquitera
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Curruca capirotada
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Mosquitero común
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Mosquitero musical
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Reyezuelo listado
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Papamoscas gris
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Papamoscas cerrojillo
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Estornino pinto
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Verderón común
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Pardillo común
En las fotos se resume un poco lo que fueron las jornadas de
anillamiento durante estas dos semanas. Algunas imágenes son de Daniel Bustillo
y Natalia Gañán, a los que agradezco su colaboración para ilustrar mejor esta
entrada.
Una tarde a última hora salió el premio gordo, el primero de
la semana.
Esta bonita hembra adulta de gavilán. Atención a la longitud de la
cola.
(Foto: D. Bustillo).
El plan de trabajo era anillar durante todo el día, si bien las
capturas por la tarde disminuían bastante, lo cual nos permitía repartirnos y
aprovechar para hacer otras actividades alternativas, la más interesante de las
cuales era bucear. Y es que uno de los mayores valores naturales del P.N.
marítimo terrestre del archipiélago de Cabrera son las comunidades que habitan
los fondos marinos, entre las que destacan las praderas de Posidonia oceanica, que se asientan sobre fondos arenosos y cobijan
a numerosas especies de algas e invertebrados. Tanto aquí como en las zonas de
roca se pueden ver cantidad de peces, unos en grandes bancos como las
castañuelas (Chromis chromis) y otros
en grupos menos numerosos como las salpas (Sarpa
salpa), sargos (Diplodus sargus)
y obladas (Oblada melanura); había
algunos peces de buen tamaño como lisas y meros. Espectaculares los colores de
la doncella o julia (Coris julii) y
del pez verde (Thalassoma pavo),
dignos de los arrecifes de coral. También observamos otras especies de animales
como pulpos, erizos de mar, estrellas de mar o la nacra (Pinna nobilis), que es el mayor bivalvo del Mediterráneo y alcanza
longitudes de hasta 90 cm.
Estrella de mar.
(Foto: D. Bustillo)
Entrada a la Cueva Verde.
(Foto: D. Bustillo)
Un par de días después del gavilán tuvimos otra rapaz, en
este caso una hembra de cernícalo vulgar.
(Foto: D. Bustillo).
Estudiando el ave en mano, consultando la Baker para tratar de ver los patrones de
plumas que nos permitan el datado del individuo
(Foto: N. Gañán).
La especie más deseada.
Tuvimos suerte y pudimos capturar
una curruca balear en los quince días que estuvimos allí. Es muy pequeña, con
la cola larga y unas alas muy cortitas.
Toma frontal del mismo individuo. El macho adulto tiene la
garganta blancuzca pero en este caso al ser un ave del año (código EURING 3) el
sexado es muy complicado.
Una mañana al hacer
la primera pasada nos encontramos con esta sorpresa.
En realidad por la noche
se escuchaban frecuentemente, pero otra cosa era que fueran a caer en la red.
Detalle de la cabeza del alcaraván, en la que destaca
sobremanera el color amarillo de ojos y pico.
Para acabar el día, que mejor que encontrarnos en la red con
un búho chico
(Foto: D. Bustillo).
Vista de la parte superior del ala, para tratar de ver el
patrón y coloración de las plumas
(Foto: D. Bustillo).
José Luis sujetando a este bonito cazador nocturno,
instantes antes de ser liberado
(Foto: D. Bustillo).
A la mañana siguiente del búho capturamos un águila calzada,
con el que posa un servidor
(Foto: N. Gañán).
Y por si parecía poco, el día después cogemos otra calzada
¿qué pasa en esta isla?
(Foto: N. Gañán)
Águila calzada de primer año, con las rectrices, secundarias
y primarias internas así como las grandes coberteras, con puntas blancas.
El pardillo es la especie de fringílido más abundante en
Cabrera.
Este individuo de primer año ha mudado las CMa internas 4 a
10, reteniendo las tres más externas de juvenil, de color más apagado y con las
puntas blancuzcas.
(Foto D. Bustillo).
Un par de jornadas tuvimos la oportunidad de observar en
mano los espectaculares estorninos pintos.
El colirrojo real es una de las especies más abundantes en
la migración otoñal por la Cabrera.
Macho de primer año (código EURING 3).
Se puede observar que
sólo ha mudado las dos coberteras mayores más internas (CMa 9 y 10) de color
gris, mientras que el resto tienen un color pardo claro.
Un sábado por la mañana desembarcó un pequeño grupo de “birdwatchers”
en busca de rarezas atraídos por la fama de esta isla. Gracias a ellos nos
enteramos de que había varios mosquiteros bilistados (Phylloscopus inornatus) que pudimos observar, uno de ellos
merodeando cerca de una red. Una de las veces que íbamos de camino a las redes
pudimos contemplar el escribano pigmeo (Emberiza
pusilla). El camachuelo carminoso (Carpodacus erythrinus) fue otra especie
que estuvo por allí esos días aunque solo unos pocos pudieron verlo.
¡Rareza a la vista!
Un escribano pigmeo andando
tranquilamente por el merendero, sin molestarse lo más mínimo a pesar de la
gran expectación que despertaba.
El “campo de futbol”, praderita cerca del merendero era un
hervidero de pájaros, que iban y venía por todas parte, sobre todo collalba
gris como la de la foto, lavandera boyera y colirrojo real.
Gracias al personal que trabaja en el P.N. pudimos hacer algunas
excursiones por el interior de la isla y conocer mejor los distintos paisajes
así como los usos tradicionales como la fabricación de carbón o cal. La
formación vegetal dominante es el maquis de lentisco y acebuche, siendo también
frecuente la sabina negral, el labiérnago y una especie de euforbia leñosa (Euphorbia dendroides). Aparecen otras
especies peninsulares: romero, jaguarzo (Cistus
monspeliensis) o brezo (Erica
multiflora) y otras endémicas como la Rubia
angustifolia ssp. cespitosa. En cuanto al estrato arbóreo la especie
presente aquí es el pino carrasco, que se desarrolló ampliamente por la isla a
partir de los años cuarenta, cuando se acabó con las últimas cabras que había.
En primer término se ve la Euphorbia dendroides, también lentisco y acebuche. Detrás el pino
carrasco.
También tuvimos la oportunidad de recorrer la isla en barco y pudimos
pasar muy cerca de algunos de los islotes (Estells) donde crían las aves
marinas y rapaces como el halcón de Eleonor y el peregrino, la gaviota de
Audouin y la patiamarilla, paíño común, pardela cenicienta y balear, cormorán
moñudo, águila pescadora y hasta pudimos observar un delfín mular.
El sustrato calcáreo de la isla nos ofrece a veces curiosas
formaciones.
Halcón de Eleonor de morfo oscuro pasando por encima de
nuestras cabezas.
Vista del puerto desde el castillo.
Cormorán moñudo tomando el sol en el embarcadero.
Gaviota patiamarilla, mucho más fácil de observar que la de
Audouin que raramente se acercaba a las zona “civilizada”.
Una de las muchas águilas calzadas que patrullaban la zona
en busca de algo que echarse al pico. Bueno una más no, esta es una de las dos
que capturamos, tres o cuatro días después de haber sido anillada.
Lagartija balear (Podarcis
lilfordi), de la que hay diez subespecies diferentes en el archipiélago de
Cabrera.
Y como despedida de Baleares, ¿qué mejor que ver una de las especies
más escasas de nuestro país, a escasos metros de nosotros? Focha cornuda en
S’Albufera (Mallorca).
En resumen, una experiencia increíble. Aquí la vida cotidiana consiste
en levantarse, salir a la puerta y ver
el mar. Y sin tener que dar dos pasos más, poder observar el cormorán moñudo o
el roquero solitario en una roca, escuchar los gritos de los halcones de
Eleonor mientras anillas o ver pasar por arriba las águilas pescadoras. Y por
la tarde bajar a la cantina a tomar una cerveza mientras comentas el día con
los compañeros y saludas a la otra gente que habita la isla. En fin, que no
daban ganas de irse, pero había que volver a la realidad.
Foto de grupo.
(D. Bustillo)
Por último quiero dar las gracias a Mario (SEO) por hacernos la vida
más fácil y conseguir que no nos faltara de nada durante la estancia en Cabrera
y a José Luis (GOB) por sus enseñanzas ornitológicas durante estos días.
También al personal (en particular a Joan y a Arnau) que trabaja en el P.N. por
enseñarnos algunos de los lugares más bonitos de la isla. Y por supuesto, a mis
compañeros de turno (Alba, Alex, Eva, Dani, Jorge y Natalia) con los que he
compartido muchas risas y la emoción de disfrutar de un lugar increíble, un
auténtico paraíso.
Un saludo
JH